SEMBLANZA PASTORAL
REV. MANUEL RODRIGUEZ
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Por el Rev. Martín N. Añorga
Nació el Rev. Manuel Rodríguez -siempre conocido por el cariñoso apelativo de Manolo-, en la ciudad de Caibarién, en la provincia de Las Villas, Cuba, el 3 de octubre del año 1925, y desde pequeño asistió al Colegio Presbiteriano de su pueblo hasta terminar los estudios de la primera enseñanza. Posteriormente ingresó en La Progresiva, en Cárdenas, hasta su graduación de bachillerato en 1945. Durante sus años en La Progresivas Manolo se destacó como poeta, escritor, orador y prominente estudiante.
Al terminar esta etapa en su preparación, Manolo recibió una beca para avanzar en estudios complementarios en el Warren Wilson College, en Carolina del Norte, sitio en el que aprendió el idioma inglés con increíble perfección, lo que le permitió en el futuro desempeñarse en el campo ministerial en congregaciones e instituciones dentro de la Iglesia Presbiteriana en Estados Unidos.
Siguiendo los caminos de su vocación pastoral, pues su llamado para servir al Señor le fue revelado en años de su adolescencia, Manolo entró en el Seminario Evangélico de Teología de Matanzas, donde se destacó como un estudiante ejemplar y galardonado.
Pronto, bajo la autoridad del Honorable Presbiterio de Cuba, Manolo inició su exitosa trayectoria pastoral, la que comenzó en el pintoresco pueblo de Encrucijada. Su novia, la joven Dinorah González era secretaria ejecutiva del Seminario, bajo la dirección del Dr. Alfonso Rodríguez Hidalgo. No demoraron en casarse y unieron sus vidas en la Iglesia Presbiteriana de la ciudad de Cárdenas el 23 de septiembre de 1950. Tuvieron dos hijas Moraima y Nancy, y cuatro nietos, Amel, Laurel, Colin y Marc. Al morir Manolo disfrutó de la compañía de dos bisnietos, Jack y Aiden. Durante 53 años el amoroso matrimonio de Manolo y Dinorah fue ejemplar, y fuente de bendiciones para muy numerosos amigos y feligreses.
Si Manolo viviera hoy sería bisabuelo de cuatro bisnietos adicionales, Kyle, Nadeline, Leah y Reese. Evidentemente fue el sólido fundamente de una numerosa y muy especial familia.
Pocos años después de su primer trabajo pastoral Manolo fue asignado a la Iglesia Presbiteriana de Matanzas, alternando su ministerio con especiales contribuciones al Seminario del cual fue un prominente egresado. Es curioso el hecho de que Manolo residente en Estados Unidos en el año 1990 regresara a Cuba en compañía de su esposa como parte de una misión pastoral auspiciada por el Presbiterio de Santa Fe, de Nuevo México. En esa ocasión el Presbiterio de Cuba accedió a la solicitud de la Iglesia que Manolo sirviera en Matanzas para designarlo como “pastor emeritus”. Se trató de algo singular que inundó de gratitud los corazones de Manolo y Dinorah.
Manolo fue pastor en Cuba de la iglesia de Sagua La Grande, en Las Villas, y cumplía al mismo tiempo sus funciones como profesor invitado para enseñar Homilética en el Seminario. La Iglesia Presbiteriana cubana fue pródiga en producir predicadores excepcionales, elocuentes, inspirados y cultos. Entre éstos hay que destacar el nombre de Manolo Rodríguez.
En Estados Unidos, donde residió desde septiembre del 1962 hasta su muerte, siempre puso en alto el nombre de Cuba por la integridad de su desempeño profesional.
Fue pastor por dieciséis años de la importante Crescent Avenue Presbyterian Church en la ciudad de Plainfield, Nueva Jersey, donde ganó el respeto y la admiración de colegas feligreses y líderes comunitarios. Posteriormente fue brevemente pastor de las congregaciones Harding y Campsville en el estado de Illinois. Durante ese tiempo fue miembro del ejecutivo del Caucus Nacional Presbiteriano Hispano por dos servicios consecutivos que sumaron cuatro años.
Se dirigió después a la ciudad de Tampa donde sirvió en sus orígenes a una creciente comunidad hispana. En medio de sus actividades en esta ciudad floridana, recibió un llamamiento para servir como pastor en la ciudad de Alburquerque en un ministerio bilingüe.
Del buen humor y su noble y firme concepto de la amistad hacen de Manolo Rodríguez una persona inolvidable Impresionante fue su obra pastoral en la ciudad de Albuquerque, en Nuevo México. El Presbiterio de Santa Fe, capital del estado, le eligió su Moderador, y en la Asamblea General de la Iglesia Presbiteriana desempeñó meritorias funciones especiales. Fue predicador en los servicios de apertura del máximo organismo de la Iglesia, distinción que solamente reciben altas Manolo fue, por más de 50 años, un ejemplar siervo de Dios. Sus dones de predicador, administrador y escritor, sus habilidades como pastor consagrado, consejero y profesor, su elegante y atractiva personalidad, su sentido general personalidades de la denominación.
Terminada su labor de forma memorable en la iglesia en Albuquerque al optar por su merecida jubilación en el año 1990, fue designado por unánime decisión del Presbiterio y su congregación como “pastor emeritus”, merecida distinción por su sobresaliente ministerio.
Manolo fue por más de 60 años un ejemplar siervo de Dios. Sus dones de predicador, administrador, escritor y maestro han hecho de él uno de los pastores presbiterianos más distinguido de nuestra historia eclesiástica. Poseedor de una carismática personalidad, amigo cordial y simpatico, inteligente, activo y servicial nos permite llamarlo un verdaddero héroe del evangelio.
Dios te ama te bendice y cuida .
Saludos Clemente